¿Sabías que la gente que está relacionada con el mundo de la informática (México no es la excepción), demuestra poca imaginación cuando elige sus contraseñas para sus equipos de cómputo, servidores o aplicaciones como el correo electrónico? Esto permite que cada vez más hackers y virus se cuelen en los sistemas informáticos, poniendo en peligro la confidencialidad de la información. Este problema no es nuevo, ya se alertaba sobre esta cuestión incluso antes del nacimiento de Internet.
De a cuerdo a cifras dadas por los expertos en seguridad informática de todo el mundo, por lo menos un tercio de los usuarios utilizan contraseñas como el nombre de su mascota, su hijo o un platillo favorito; palabras que, sabemos, son fáciles de adivinar en cuestión de minutos por un hacker o por programas que fácilmente se consiguen en Internet. Según las empresas de antivirus, actualmente existen muchos tipos de virus que utilizan listas de contraseñas para infectar los equipos de cómputo, explotando así la debilidad al componer contraseñas sencillas y con valor sentimental.
Este es un mal que aflige no sólo a los usuarios domésticos, sino también a las compañías, incluidas las grandes corporaciones. En Latinoamérica la mayoría de las compañías tienen un alto porcentaje de cuentas con contraseñas fácilmente identificables.
Adivinar las palabras que elige la mayoría es sencillo para los hackers y sus potentes programas informáticos, capaces de probar millones de combinaciones en poco tiempo. El problema no es nuevo, los expertos lo vienen planteando desde hace años y ya en 1979, en la era pre-Internet, un estudio mostró cómo los usuarios elegían casi invariablemente contraseñas inadecuadas. Incluso con las “prehistóricas” herramientas de esos años era sencillo dar con la palabra mágica que abría la puerta al sistema informático.
Recomendaciones para crear contraseñas
Algunas sencillas recomendaciones para ayudar a los usuarios a elegir contraseñas algo menos populares que “qwerty” son: En primer lugar, no utilizar palabras que aparezcan en el diccionario. El Webster, por ejemplo, que es uno de los diccionarios más populares en EEUU, tiene 163,000 entradas, mientras que algunos de los programas que utilizan los hackers tienen más de 200 mil e incluyen lugares y nombres propios. Tampoco hay que usar información personal como números de teléfono, el número del seguro social, la matricula de la universidad, fechas de nacimiento o nombres de personas cercanas. Como medida de precaución te recomendamos elegir una palabra diferente para cada sistema o aplicación, así como usar combinaciones de números, símbolos y letras.
José R4M1r3Z A.
Referencias: www.symantec.com
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